(Elegida de mutuo acuerdo)
City of Ember es, básicamente, un cuento. Y que conste que uno va al cine con la mente abierta y no tiene ningún problema en aceptar que le cuenten un cuento. De hecho, es lo que ocurre con las Crónicas de Narnia, sin ir más lejos. Pero me temo que City of Ember es un intento fallido que no llega a cuajar del todo. Pero vayamos por partes.
Ember es una ciudad (más bien un pueblo) subterraneo construido a modo de refugio en el que los últimos supervivientes de la Tierra viven protegidos de un peligro indeterminado que no llega a desvelarse ni es relevante para la trama. El caso es que la ciudad tiene un generador eléctrico que constituye el corazón de la ciudad. Se suponía que después de 200 años, una vez pasado el peligro, la ciudad se abriría y permitiría la salida de los ciudadanos a la superficie, pero una cadena de desafortunados acontecimientos han hecho que esa información se pierda. Así que nadie sabe que tienen que marcharse. Y lentamente, el generador empieza a averiarse y fallar.
El actor Bill Murray interpreta a Cole, el alcalde de la ciudad, un hombre con identico carisma político que falta de escrúpulos. Como casi siempre, Bill Murray hace un papel sobreactuado y caricaturizado, lo que es aceptable para este personaje del cuento, que pide a gritos una buena caricatura. No es que Murray sea precisamente santo de mi devoción, aunque le he visto actuar sorprendentemente bien algunas veces en papeles más serios. Pero en fin, aquí se limita a hacer un personaje que ya hemos visto más veces en otras películas y que no ofrece demasiadas sorpresas.
En cambio me ha sorprendido mucho la interpretación de Saoirse Ronan haciendo de Lina Mayfleet, una adolescente descendiente directa de un alcalde ya fallecido, a la que asignan el trabajo de mensajera, y que se verá metida en el embrollo de buscar la salida de la ciudad. Y digo que me ha sorprendido porque a pesar de ser un papel de poca complejidad, la chica lo saca adelante con brillantez, consiguiendo (sin hacer ningún alarde, además) arrebatar protagonismo a sus compañeros de reparto. Y por lo que pone la Wikipedia, no debe de ser una opinión aislada, porque esta chica parece estar acaparando ya una buena colección de premios en su haber. Interesante. Parece que ha venido para quedarse, que suele decirse. Habrá que estar atentos a lo que hace en el futuro.
Harry Treadaway, por su parte, interpreta a Doon Harrow, un adolescente, amigo de Lina, que elige trabajar en las tuberías de la ciudad porque quiere estar cerca del generador. Su sueño es poder repararlo, pero pronto se dará cuenta de que la única posibilidad es escapar. El papel es bien ejecutado por parte del actor, no con la brillantez de Saoirse Ronan, pero tampoco se deja eclipsar y lleva el asunto de forma bastante digna.
Toby Jones interpreta a Barton Snode, el jefe de policía de la ciudad, o algo parecido. Es el perro fiel de su jefe, y tiene la misma falta de escrúpulos. Se trata de un papel más convencional, en plan malo maloso, con el que sería muy fácil que al actor se le fuera la mano un poco. Pero afortunadamente, Jones sabe contenerse y no desentona en absoluto ni fuerza las cosas más de lo necesario. Papel caricaturizado, por tanto, pero no hasta el esperpento, lo que es de agradecer.
Sul, el jefe encargado de las tuberías de la ciudad, es interpretado ni más ni menos que por Martin Landau, un actor ya veterano, especialmente para los frikis de la ciencia ficción (¿te acuerdas de Espacio 1999?). Hace un papel secundario, pero bastante interesante, bien interpretado y que destaca dentro del reparto sin apenas hacer nada más que dormir. Pura presencia, se le llama a eso. Y a los buenos actores les basta.
Y por último Tim Robbins interpreta a Loris Harrow, el padre de Doon y amigo y compañero del padre de Lina, cuando aún vivía. Es un personaje excéntrico un poco al estilo de un inventor loco, al que Robbins interpreta de forma muy convencional y fría, más o menos como hace todos sus personajes. Se nota que es un actor que no me gusta demasiado, ¿verdad?. Pues eso. Y aquí no desentona con la opinión. De hecho, lo hace un poquito mejor de lo que acostumbra. Madre de Dios, aún me acuerdo de cierta película sobre un viaje a Marte que hizo el susodicho (qué horror de interpretación, madre, aún da escalofrios).
El guión, por Caroline Thompson, está basado en un libro homónimo de Jeanne Duprau. No he leído el libro, así que no se si se trata de un defecto del mismo o de la adaptación del guión, pero lo cierto es que la historia no llega a cuajar. Y no es por la ausencia de detalles y explicaciones, no. Estoy dispuesto a aceptar eso, e incluso me gusta si está resuelto con maestría. No, el problema es lo que los cienciaficcioneros llamamos "incoherencia" del argumento. Se acepta que la historia sea insostenible, pero no que sea incoherene consigo misma. Y ésta lo es. Porque básicamente es un cuento fantástico que no recurre a la magia ni a la mitología, sino a la pura ciencia. Una ciencia extraña y propia de un universo paralelo, con un look más cercano al siglo XIX que a un mundo futuro, pero ciencia al fin y al cabo. Y no me gusta nada la forma como se resuelve el final de la película (o del libro, me da igual). Es un final absurdo y sacado de la manga que deja en el cuerpo del espectador la triste sensación de que le han tomado el pelo.
En cuanto a la fotografía, la verdad es que hay imágenes memorables, como por ejemplo el incendio del generador, y me ha gustado bastante la estética de principios de siglo que se usa en la película (para un mundo que se supone futuro). Vale, eso va acorde con el cuento. Pero rechina un poco algún que otro efecto especial, especialmente en el final de la película, donde el viaje de salida de los protas es sencillamente inaceptable y ahonda más en la sensación de que te están tomando el pelo.
En total, eso da para tres estrellas. Ni una más. Una pena pero así es.
(Elegida de mutuo acuerdo)
Naturalmente. No podíamos dejar pasar esta película. Y eso que a priori daba un mal rollito...
Pero no. El resultado final es digno, aunque en absoluto redondo. Con escenas memorables por su espectacularidad, y alguna de ellas también impactante en su sencillez, como por ejemplo cuando el servicio secreto norteamericano "escolta" a la prota por la autopista. Es una idiotez pero acojona, mira tú.
A ver, el argumento. Pues todo empieza cuando una raza alienígena de la que nada sabemos (y nada sabremos cuando termine la película), toma a un humano, o mejor dicho su ADN, para crear un interlocutor, un embajador si se prefiere así. Este embajador viene, básicamente, a juzgarnos, a decidir si somos un pueblo capaz de integrarnos con ellos o una amenaza. Para iniciar las negociaciones, el alienígena-embajador aterriza en Central Park, en Nueva York. ¿Por qué Nueva York?. Bueno, por el pequeño detalle de que ahí está la principal sede de las Naciones Unidas, que es con quien los alienígenas quieren hablar. Pero no resultará tan fácil, claro. Los americanos consideran que esto es demasiado importante para la ONU así que se asignan a sí mismos el papel de representantes de la humanidad. Real como la vida misma, vamos. Para el embajador, esto más que nada es lo que le convence de la única decisión posible: somos una amenaza. Y debemos ser eliminados. Así de claro.
Keanu Reeves es Klaatu, el embajador-alienígena. Una excelente decisión, por parte del encargado del casting, porque el papel exigía a un actor con especial carisma pero al mismo tiempo con una gran capacidad para ser inexpresivo. Y si Keanu Reeves tiene alguna capacidad como actor, son precisamente esas dos. Curiosamente, logra representar el papel sin recordar demasiado a Neo, lo que no está nada mal. Asi que, así a lo tonto, se trata de un papel bien interpretado por su parte, porque logra transmitir el asombro de los alienígenas ante muchas cosas que nosotros damos por supuestas. Por ejemplo, borda la demoledora respuesta que da a los americanos cuando le preguntan si viene a atacar "nuestro planeta". Contesta un lacónico "no es vuestro planeta", y consigue mantener su inexpresividad habitual pero al mismo tiempo también logra parecer sutilmente perplejo por tal pretensión nuestra.
Jennifer Connelly es la doctora Helen Benson. ¿Doctora en qué?. Bueno, en una rama de la biología que estudia la vida en condiciones extremas y establece paralelismos con la posibilidad de vida alienígena. En uno de mis libros llamé a eso "xenobiología", y aunque era un término inventado por mí, la verdad es que se aplica perfectamente a lo que hace Helen Benson. Jennifer Connelly, una actriz de gran belleza por cierto, interpreta aceptablemente el papel y logra algo que no es tan fácil como a primera vista podría parecer: hacer de científico reputado e influyente, pero sin rechinar los dientes ni parecer un capullo. En otras palabras, consigue transmitir la sensación de que hay una persona compleja debajo del personaje-científico. Para tal interpretación, la belleza de la Connelly es un inconveniente, no una ventaja, así que hacer que Helen Benson resulte medianamente creíble tiene un mérito especial. Y me ha gustado mucho, en concreto, el pequeño detalle de que dicha belleza es totalmente irrelevante en esta película: no forma parte de la trama, no sirve al argumento, y no tiene ninguna consecuencia. El papel de "chica", en este caso, no está supeditado a ningún "chico" sino que brilla por sí mismo. Vamos, que resulta ser una prota como a mi me gustan.
Cuando digo que "xenobiología" era un término inventando por mí, quiero decir exactamente eso: que me lo saqué de la manga para un libro. Pero, como suele ocurrir con las buenas ideas, hubo antes que yo otra gente que tuvo la misma ocurrencia, así que el palabro "xenobiología" resulta que sí existe, mira tú.
Jaden Smith interpreta al hijastro de la Dra Benson, un niño especialmente petardo que echa de menos a su padre ya fallecido y al que su madrastra no le cae particularmente bien. De hecho es un poquito cínico con ella, con lo que a veces hasta apetece darle un sopapo y todo. Buen trabajo por parte del actor, que parece destinado a seguir los pasos de su padre (el ninio es hijo, nada más y nada menos, que de Will Smith, ¿lo sabías?). El personaje es lo bastante complicado para tener varias caras y Jaden nos las pone todas encima de la mesa, recordándonos constantemente que a pesar de todas sus borderías y estupideces, es solo un niño. Y un niño que sufre, además.
El actor británico John Cleese, al que muchos reconoceréis como antiguo integrante de los Monty Python, interpreta al profesor Barnhardt, un colega de la doctora Benson, aunque no en su mismo campo. Un científico más al viejo estilo (responde mejor a la descripción que uno tiende a asociar siempre al arquetipo de científico), pero al mismo tiempo con cierto trasfondo humano que se deja entrever, pero del que no se hace alarde. Curiosamente, Barnhardt resulta ser un mejor embajador de la especie humana que cualquiera de los políticos americanos que toman decisiones. Con la única excepción de Regina Jackson, la Secretaria de Estado norteamericana, que a fuerza de golpes parece darse un poquito de cuenta de por dónde van los tiros.
La casi siempre magnífica Kathy Bates hace de Regina Jackson, la Secretaria de Estado. Una mujer dura y enérgica que se pone al frente del gobierno americano, aunque solo en representación del Presidente, que está tan protegido y missing que no llega a aparecer salvo al otro lado del teléfono. Esta mujer, puesta en primera línea de mando, es un personaje también de cierta complejidad, porque la vemos cambiar de actitud a lo largo de toda la película, a medida que se va dando cuenta de que la tecnología humana no puede hacer nada contra "ellos", y que realmente la colaboración es lo único que puede salvarnos. Desgraciadamente no tiene poder real, así que al final, todo el peso de las decisiones recae sobre el Presidente. Y, protegido y lejano como está, es incapaz de hacerse una idea exacta de cómo van las cosas, por mucho que ella le explique e intente convencerle. Una buena reflexión sobre el poder y la cadena jerárquica a poco que lo pensemos. Regina Jackson es sin duda otro personaje femenino de los que a mi me gustan. Y van dos en una sola peli.
En los listados del reparto también suele aparecer Jon Hamm como Michael Granier. Bueno, sí. Pero es prácticamente invisible por lo soso y lo poco relevante para el desarrollo de la película. No hay mucho más que decir al respecto. :-)
En cuanto a los efectos especiales los hay verdaderamente buenos, como por ejemplo todo el mecanismo de destrucción nanotecnológica (no se menciona específicamente, pero es exactamente eso). Y también me ha gustado la especie de robot que proteje al embajador, sobre todo porque tiene un aire tan a lo años 60 que resulta extraño en ese entorno del siglo XXI. Supongo que es un homenaje a la película original, y al mismo tiempo transmite la idea de que la estética alienígena no sigue nuestros mismos cánones.
Y sobre el argumento en sí mismo, la verdad es que la película es mucho más interesante de lo que me temía en un primer momento (no vi la peli original, lo siento). Pero deja unos cuantos puntos flojos, preguntas sin respuesta que son demasiado relevantes y que te provocan una cierta sensación de haberte quedado a medias. Por ejemplo, no queda del todo claro qué es lo que hace que Klaatu tome las decisiones que toma. Porque a ver, de lo que está viendo en "nuestro" planeta, no hay nada que no conociera de antemano. Carajos, se supone que llevan montones de tiempo vigilándonos y que nos conocen a base de bien (lo bastante como para interferir en nuestras defensas, por ejemplo, o como para poder hablar nuestros idiomas). Así que... ¿qué es lo que tanto le sorprende?. Estoy siendo un poquito críptico, sí, pero es que no quiero pisarte la película con demasiado spoiler, así que dejémoslo ahí: hay unas cuantas lagunas mal resueltas en el argumento, lo que le quita una estrella enterita.
Y el final es un poco plof. No tengo nada contra los finales abiertos, pero está representado de forma demasiado abrupta. Te quedas unos segundos mirando a la pantalla y pensando "Ah, ¿ya está?". Eso le quita otra media estrella. Así que si mis cuentas no me fallan, eso hace tres y media. Recomendable, pero no una obra maestra.
Anecdóticamente: lo que más ilusión me hizo de la peli fue el trailer de otra que pusieron antes de empezar. En la primera escena se me pusieron los ojos en blanco. En la segunda exclamé "¡Eso es Watchmen!". ¡Oh, sí!, era el trailer de Watchmen, probablemente el mejor comic de todos los tiempos. Y por el mismo director que 300, lo que implica una fuerte garantía de fidelidad al comic. De hecho, las escenas que ví en el trailer me dejaron impactado por la buen pinta. Babeé en la butaca, vamos.
(Elegida de mutuo acuerdo)
¿Alguien dudaba que iriamos?. Pero se ha hecho esperar un poquito, ¿verdad?. Es que de repente han estrenado unas cuantas películas que queríamos ver. Y es que no tenemos tiempo para todo, carajos. :-)
Quantum of Solace es la entrega nº 22 de la saga James Bond. Que se dice pronto. Y luego decimos de Rocky, ¿eh?. ;-)
La película empieza un poquito después de como terminó la última. Concretamente vemos a Bond en plena persecución de coches, con un agente que lleva secuestrado en el maletero y que trabaja para una organización malévola y malvada (llamada Quantum, claro, y de ahí el título de la película). La persecución es espectacular, sí, pero lo importante es que a raiz de ella se destapa un complot de alto nivel que implica a las más altas esferas del poder. El objetivo del complot no os lo cuento, por supuesto, que tampoco es el caso de estropearos la película.
Aunque seamos sinceros: el que va a ver una peli de James Bond no va por el argumento. Vamos, como que no. ;-)
Daniel Craig interpreta a Bond, James Bond. Y lo hace francamente bien, las cosas como son. De hecho es, probablemente (IMOO, of course) el mejor Bond que se ha visto a este lado del Pecos. Y eso incluye a Roger Moore, Pierce Brosnan e incluso a Sean Connery. Y dicho esto, creo oir por ahí al fondo un coro de voces cantando "hereeeeje, hereeeeje". Vaya, creo que una de esas voces es la de mi santa, además. :-)
Pero lo cierto es que Craig tiene todo lo que a un buen Bond le hace falta y algunas cosas más: tiene presencia, tiene apariencia de tipo "duro pero vulnerable" y tiene aspecto de tener unas cuantas luces (en lugar de ser tonto del culo, como Roger Moore). Y además es el único 007 que yo recuerde que es capaz de salir de una pelea lleno de heridas, porquería y sangre hasta las orejas, y aún así no perder ni un ápice de elegancia. En fin, la verdad es que algunos de nosotros hemos renunciado hace mucho, mucho tiempo a ser tipos así de duros (bueno, así o de cualquier otra forma). De hecho también hemos renunciado a tener esa (o cualquier otra) clase de elegancia. Pero al menos... pero al menos... bueno, al menos también nos damos al martini. Vertido, no revuelto. :-D
Bien, basta, que me disgrego con tanto dislate. Que sí, que me gusta como trabaja este actor, ¿oido?. Pues eso. :-)
Mathieu Amalric es Dominic Greene, el malo maloso. Y de medio pelo. Lo siento, no me ha convencido gran cosa, este hombre. No pega para hacer de contrapunto a Craig, la verdad. Tiene poca personalidad y poca presencia como hombre fuerte de Quantum, y uno a veces casi espera que se ponga a contar un par de chistes. Además intenta recurrir al viejo truco de no pestañear para dar más miedo, pero no se le da nada bien y no lo consigue, así que sigues esperando que cuente chistes. Igual les habría salido mejor adaptar el guión para que fuera un malo maloso graciosillo. A veces eso sí que funciona, así que esa hubiera sido una buena alternativa si es que ya tienes el contrato firmado y no quieres cambiar de actor.
Giancarlo Gianinni interpreta a René Mathis, un viejo amigo de Bond que le echa una mano en este duro trance. Es un papel modesto pero bien ejecutado. De hecho, éste actor sí que daría el perfil para hacer de malo maloso (y al contrario, si te pones), pero uno se pregunta en qué estaba pensando el director de casting ese día. En fin, que hace un papel cortito pero interesante, sí.
Judi Dench interpreta a M, la jefa de Bond en el MI6, que a veces no sabe muy bien si estrangularlo o abrazarlo... y la mayor parte de las veces haría lo primero. Ella, bien. Aparte de que es una de las pocas actrices anglosajonas que sabe envejecer con dignidad y honra. Bueno, es británica, no americana, y eso ya supone una gran diferencia de mentalidad que el buen espectador sabe agradecer, en los tiempos de corren, hartitos como estamos con tanto botox. Es una lástima que el papel que el guionista le ha dado a esta buena mujer sea tan penoso. Porque lo es. Un papel cortito, cortito, que permite muy poco o ningún lucimiento. Pero en fin, ya lo decía al principio: el que va a ver a James Bond no va por el argumento. Y una buena actriz como es Judi Dench lo lleva asumido al plató o se entrega a la bebida en cuanto acabe el rodaje.
Y la actriz ucraniana Olga Kurylenko interpreta a Camille, la partenaire de Bond en esta entrega. Se trata de una mujer oscura dominada por la venganza, a la que el azar convierte en aliada de nuestro 007. Vale, guapa, es guapa, lo reconozco. Pero sosa... ¡madre que sosita es, la pobre!. Su registro interpretativo es más o menos similar a Roger Moore cuando hacía de Bond. O sea, ninguno. Bueno, quizás un poquito mejor la Kurylenko que el Moore, tampoco nos pasemos. Pero vamos, fíjate si es sosita que ni siquiera le han puesto en el guión un romance con el Bond porque el papel lo pedía pero no pegaba ni con cola. Y como Bond tiene que tener un lio por narices, el cometido de "chica bond" recayó en otra actriz de reparto, concretamente la británica Gemma Arterton, con una belleza no tan perfecta (aunque eso siempre es relativo) pero sí mucho más expresiva, onde vas a parar.
¿El guión?. Bueno, no es ninguna maravilla, pero a esta peli se va a lo que se va. Escenas espectaculares, peleas entre acrobacias imposibles, y unos cuantos gadgets tecnológicos que los geeks como nosotros sabemos apreciar en lo que valen. Con todo eso, ¿a quién conio le importa el guión?.
En cuanto a los efectos especiales, correctos. Quizás un poquito menos vistosos que en otras entregas, pero supongo que estamos en crisis y no está el horno para bollos.
En el cine oímos a los de atrás quejarse de que de repente estábamos en no se dónde y de repente aparecíamos en donde Cristo perdió las alpargatas. Síp, es cierto. Eso se llama "fallos de montaje", y son tan desagradables porque pierdes un poco el hilo conductor de la película, si es que hay alguno.
Total, que yo venía aquí dispuesto a ponerle cuatro estrellas y leyendo todo lo que acabo de escribir no me caben más de tres. Una pena, pero así es y así se lo hemos contado.
Por cierto, ¿sueño, o me ha salido hoy una crítica un poquito gamberra?. ¿Mmmmh?. ;-)
(Elegida de mutuo acuerdo)
Vale, se supone que a mí me gusta la Ciencia Ficción. Pero tengo que reconocer que esta película me daba mucho, mucho miedo. Principalmente porque el argumento, a primera vista, parecía una pijada inmensa.
¡Ah, y lo es!. Pero resuelta de forma digna y elegante, sí señor. Porque resulta que se trata de una buena película, entretenida, y a ratos magnífica dentro de las limitaciones propias de un argumento como éste.
En el año 509 de nuestra era, una nave espacial procedente de otro planeta se estrella en el lago de un fiordo noruego, en territorio vikingo. A bordo de la nave hay dos supervivientes: un humano y un morween, un ser alienígena con muy malas pulgas que aprovecha la ocasión para buscar un poquito de comida. Al animalito, la carne humana le parece perfecta, así que al astronauta humano no le quedará otra opción que aliarse con los vikingos del poblado más cercano para intentar cazarlo.
Sí, ese es el argumento. Así contado, hasta duele, ¿verdad?.
James Caviezel interpreta a Kainan, el astronauta. En realidad, un soldado con su armadura y todo, aunque solo la luce un ratito porque después se integra en la corte vikinga. Nunca me gustó demasiado Caviezel, quizás porque lo tengo cruzado desde el horroroso personaje que representó en "La Delgada Línea Roja". Pero la verdad es que aquí lo hace bien, verdaderamente bien. Nuestro astronauta-soldado es un hombre entrenado y eficiente, capaz de enfrentarse a un enemigo poderoso con los medios que tenga a su alcance. Y lógicamente no duda en aliarse con los vikingos. No son el ejército ideal que uno querría en esas circunstancias, claro, pero al menos son mejor que nada. Otra cosa es que logre convencerles para que se unan a su particular cruzada contra el morween, pero el morween se lo va a poner muy fácil, supongo que ya os haceis cargo.
John Hurt interpreta a Rothgar, el rey de los vikingos. O al menos, de ese poblado, que por aquella época es lo máximo que un rey local podía aspirar. Hurt sí que me gusta cómo actua desde siempre (la única excepción es la horrible película española "Los crímenes de Oxford", pero Hurt era lo más digno que aparecía en el engendro). No se, quizás me gusta porque para un aficionado a la ciencia ficción como yo, Hurt es una especie de mito viviente: fue el prota de la magnífica escena que ya sabes, en Alien, a bordo de la Nostromo. Esas cosas marcan, sí. Bien, el caso es que aquí no decepciona en absoluto, y nos mete en la piel de un rey, un buen rey, preocupado por su pueblo. Y por muy vikingo que sea, idiota no es. De hecho, al menos sabe escuchar a su gente y a quien sea que le de buenos motivos para hacerlo. Un hombre condenado a entenderse con Kainan, desde luego.
Sophie Myles hace de Freya, la hija del rey. Una mujer hermosa pero una belleza en plan vacaburra (a mí no me hace especial tilín, pero bueno, lo aceptamos). Se trata de una mujer dura y fuerte que no deja que nadie la controle. Bien interpretada por parte de la Myles, que nos coloca ante una mujer atractiva que hace algo más (mucho más) que ser solo "la chica de la peli". Desde luego, no es el tipo de mujer que sale corriendo a buscar ayuda cuando se le rompe una uña, no. Y eso está muy, muy bien en una película americana de segunda fila (y ésta lo es, no nos engañemos).
Jack Huston interpreta a Wulfric, el típico noble engreído y agresivo que pretende a Freya (sin que le corresponda gran cosa), y que es el favorito del rey. De hecho, el candidato más serio a la sucesión (que se hace a dedo, no por herencia). Y, logicamente, es también el rival obvio de Kainan. Hasta ahí bien. Solo que las cosas no se desarrollan por el camino obvio. Y resulta que uno acaba cogiéndole simpatía a Wulfric, porque descubre rápidamente que en el fondo es un buen hombre, mira tú. Y al margen de que pretenda o no a Freya, y que le entre o no por el ojo izquierdo el astronauta de las narices, también es capaz de rendirse a la evidencia y actuar como un futuro rey debe hacer. Me gustó mucho éste personaje, la verdad. Y está bien resuelto por el actor, que tiene un buen registro en su haber y es capaz de representar sentimientos encontrados y contradictorios. Habrá que prestarle más atención en el futuro.
Ron Perlman como Gunnar, interpreta a un rey de un poblado rival, enfrentado (y cabreado) con Rothgar por un quítame allá esas pajas. Un papel muy a su medida, pues hace de bestia parda. Bien, aunque en su línea de siempre. Un personaje secundario que aporta solo un granito de arena a la trama.
Pero el que de verdad me encanta es el monje. Si señor, ahí está, intentando convertir a la única fe verdadera a aquella panda de paganos, con un par. El personaje hace bastante poco y no es demasiado relevante, pero me llamó mucho la atención y daba una nota de color al conjunto.
En cuanto al guión de Dirk Blackman y Howard McCain (que también es el director), os decía antes que parte de una idea aberrante y absurda, un subproducto de la ciencia ficción, pero la verdad es que se resuelve de forma honesta y contando las chorradas justas e imprescindibles. Por ejemplo, un detalle que me encantó es que el guión no entra a explicar lo inexplicable. Simplemente obvia el tema y sigue adelante. Así que no esperes que te intenten justificar por qué en un planeta lejano hay humanos. Ni por qué resulta que saben hablar noruego. Sí, te dejan muy claro que tienen su propio idioma, y que para hablar el noruego vikingo se lo tienen que implantar. Pero hasta ahí y punto. No esperes muchas más explicaciones. El guión asume que todo eso forma parte de la suspensión de la incredulidad que todo buen aficionado a la ciencia ficción sabe manejar, y se limita a decir lo justito para no cagarla. Sinceramente te digo que en su simplicidad y en ese sentido, los guionistas me han parecido verdaderos profesionales, bastante alejados de lo que se acostumbra últimamente en el cine americano.
Y en cuanto a los efectos especiales y la ambientación, me han gustado también bastante. No me refiero a la aldea vikinga, que eso es más cuestionable, sino al morween (magnífica criatura, a veces espectacular), y en general a todas las especies alienígenas. De hecho, incluso consiguieron arreglárselas para introducir la idea de que las especies alienígenas están relacionadas evolutivamente, algo que es de perogrullo pero que está muy bien reflejado. Un poco pasteloso, el planeta alienígena, pero en general tiene todo el aspecto de ser... bueno... de ser alienígena.
No creo que con esta película ni el director ni los guionistas hayan pretendido otra cosa que entretener. Y lo hacen. Y muy bien, además. No hay ninguna otra ambición digna de ser mencionada, y eso es una muestra de humildad que se agradece enormemente. Cuatro estrellas. Mira tú por dónde. :-)
(Elegida de mutuo acuerdo)
Y va otra peli del oeste. Pero como ocurrió con la anterior, tampoco ésta me ha convencido demasiado. Una pena. La culpa, se la reparten por igual el director (Ed Harris) y los guionistas (Robert Knott y el propio Ed Harris, que completa el desaguisado).
Virgil Cole y Everett Hitch, representados por Ed Harris y Viggo Mortensen respectivamente, son dos pistoleros con fama que se dedican a vender sus servicios como representantes de la ley ocasionales, a pueblos con problemas (en el fondo actúan como mercenarios, vaya, aunque sean casi siempre buenecitos y estén del lado de ley). En esta ocasión, acuden a un pueblo llamado Apaloosa, donde un terrateniente está haciendo de las suyas con el fin de apoderarse de toda la zona. Entre otras cosas, se ha ocupado de darle pasaporte al anterior sheriff, cosa que no ha sentado nada bien a la junta local.
El dúo entre Virgil y Everett resulta bastante curioso, y es sin duda uno de los puntos fuertes de la película. Son dos pistoleros que tienen ya sus años pero que así a lo tonto llevan toda la vida trabajando juntos, así que se conocen el uno al otro como la palma de su mano. Y aunque el que tiene la fama y el protagonismo es Virgil (Ed Harris), queda bastante claro desde el principio que la personalidad verdaderamente fuerte es sin duda Everett. Un duo interesante y bien conseguido, desde luego. A destacar especialmente los enormes esfuerzos que Virgil hace por conseguir un poco de cultura con los poquitos medios que tiene a su disposición en el oeste americano, donde faltan las cosas más elementales como por ejemplo un simple libro. Aún así, Virgil siente verdadera fascinación por la vida "civilizada", es plenamente consciente de sus carencias e intenta suplirlas con uñas y dientes, pero la ignorancia es un enemigo poderoso que no se deja vencer facilmente. Así que sus constantes esfuerzos no dejan de ser enternecedores en algunas ocasiones. Y un poco idiotas en otras. ;-)
Y es que Ed Harris hace bien su papel de pistolero embrutecido por la vida del oeste pero que intenta mejorar y ser civilizado hasta la idiotez. A veces se le va un poco la mano, pero en general hace un trabajo creíble contruyendo un personaje atractivo que se convierte rápidamente en protagonista y centro de la trama. Viggo Mortensen, por su parte, le da un excelente contrapunto y sabe estar continuamente en la sombra, como un mero comparsa. Pero es un comparsa de lujo, que controla y dirige toda la trama desde esa sombra en la que se posiciona voluntariamente. Un magnífico segundón que no quiere ser protagonista aunque queda bien claro que podría. Estos dos personajes contrapuestos son, como ya dije, lo mejor de la película y se merecen por si solos las dos estrellas que le doy.
El tercer personaje a mencionar es Allison French (interpretada por Renée Zellweger), una mujer que viene a ser en cierto modo el alma gemela de Virgil Cole, y que intenta ser culta y civilizada en un mundo que aún no lo es. Pero al contrario que Cole, es insegura y un poco histérica (en el sentido estrictamente médico de la palabra, esto es, mujer de alto grado de dependencia). Uno no sabe nunca en qué demonios está pensando la susodicha ni a dónde va a a llegar la cosa, pero eso dejo que lo descubras por tí mismo si ves la película. En cuanto a la actuación, la verdad es que nunca me ha gustado la Zellweger. Lo siento, no me convence y sus trabajos me parecen siempre muy forzados, especialmente cuando sonríe. Soy muy maniático con las sonrisas (de hecho suelen ser mi punto débil con las mujeres, lo confieso ahora que no nos oye nadie), y estoy convencido de que es ahí donde sale a la luz toda la personalidad de la gente.
Y cuando sonríe, la Zellweger lo hace fatal, la verdad. Pero fatal, fatal. De hecho, la única película en la que recuerdo que me gustó esta actriz fue en "Chicago", pero supongo que era porque la mayor parte del tiempo ponía cara de cabrona. Y mira, eso sí que le sale bien.
Jeremy Irons interpreta Randall Bragg, el típico terrateniente cabroncete que intenta apoderarse del pueblo con sus malas artes. Y aquí se luce, porque consigue darle vidilla a un personaje bastante típico y manido. Y lo hace bien, muy bien. No en vano Jeremy Irons es un magnífico actor capaz de hacer las cosas más variopintas. Así que uno no llega a saber si Randall Bragg te cae bien o mal, porque la verdad es que es una persona carismática que sabe atraer a la gente a su terreno con sus malas artes. Un malo bien conseguido, en suma.
Y por supuesto también mencionar a Ariadna Gil como Katie, una mujer algo ligera de cascos que se lía con Everett. Nada, es un personaje secundario del todo, bien interpretado pero sin ningún alarde. Solo se menta porque es nuestra Ariadna la que lo hace, y lo hace dignamente y sin desmerecer en nada con los buenos actores que tiene al lado.
Vale. Hasta aquí parece que la película debería tener alguna estrella más, ¿no?. Pues no. El guión es especialmente lento y aburrido, con lo que uno a veces está esperando que la peli se acabe de una dichosa vez. Y por otro lado, la historia se cuenta en plan de duelos heroicos y nobles, una versión del oeste muy clásica pero que a estas alturas de siglo como que ya no cuela ni un poquito. Porque todos sabemos que los verdaderos pistoleros del oeste disparaban por la espalda y a traición siempre que podían. Que se jugaban la vida en el asunto, carajos.
Además, se dejan entrever las influencias del este, que están lentamente minando el viejo oeste heroico y salvaje de los viejos tiempos. Francamente, ese contraste está mucho más logrado en otras películas más clásicas. Y si se pretendía en ésta, desde luego no se ha conseguido más que de refilón y de forma bastante desangelada, lo que hace sospechar un fallo de la ambientación o un problema de presupuesto.
En cuanto a la fotografía, bueno, está bien y con paisajes agradables a la vista sin llegar a recrearse en ellos. Aunque tampoco es como para deshacerse e Wows y Guaus, vaya.
Pero sobre todo, no le doy ni una estrella más por aburrida. Y por no saber captar la atención del espectador con un poquito de ritmo. Y porque hay al menos tres veces que parece que la película se está acabando (por fin) y luego resulta que no. Cuando uno se da cuenta de que está esperando que se acabe todo de una vez, la peli es un fracaso, vaya, así de claro. Y en Apaloosa ocurre, vaya que sí.